Hace unas semanas os decíamos que no era recomendable que los niños comiesen delante de pantallas electrónicas.
Después de este post muchas familias nos han escrito preocupadas porque es el método que utilizan para sus hijos coman, ya que de otra manera los niños se niegan a comer. Es el hábito que han adquirido con el tiempo y es lógico que lo quieran mantener.
Os damos otra razón por la que los niños no deben comer delante de pantallas electrónicas: porque ingieren más calorías de las que debieran.
Se ha demostrado que comer con distracciones eleva hasta el 50% la cantidad de comida que se ingiere. Es más, el hecho de recordar lo que se consumió en la comida previa reduce la cantidad de alimentos ingeridos. Esta es la conclusión de una revisión sistemática que analizó 24 estudios publicados entre 1997 y 2011, en los cuales un ‘experimentador’ manipulaba la atención, la memoria y la conciencia de los participantes en relación con la comida.
Los investigadores organizaron los patrones alimentarios en dos categorías amplias: ‘atento’ (sentado tranquilamente y con un registro de lo que se consume durante la comida) o ‘distraído’ (sin prestar atención a los alimentos ni a la cantidad consumida, como cuando están delante de una tablet). Casi todos los participantes tenían un peso normal.
El análisis sugiere que existirían diferencias estadísticamente significativas entre los que comían atentos y los que lo hacían distraídos, los cuales comían un 10% más. Incluso volver a comer con distracciones más tarde aumentaba más de un 25% la cantidad de calorías ingeridas. En cambio, recordar la comida previa (es decir, ser consciente de lo que había comido) disminuia un 10% la cantidad de calorías que se consumían en una nueva comida.
Lo dicho, los niños deben ser conscientes del acto de comer. Difícil al principio cuando se han adquirido otros hábitos que hay que cambiar, pero una inversión de futuro al final.
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