Queremos que estén sanos siempre.
Pero en invierno nos resignamos a tener que lidiar con procesos infecciosos leves y autolimitados, que se pueden repetir varias veces a lo largo del año. Este tipo de catarros, infecciones, fiebres, gastroenteritis… son muy latosos y muchas veces te habrás preguntado: ¿qué puedo hacer para prevenirlos?
Habrás oído muchas opiniones acerca de esto, pero… ¿realmente qué cosas SÍ funcionan y qué cosas NO funcionan?
Se publicitan remedios milagrosos para aumentar las defensas de los niños, que suelen promocionarse con agresivas estrategias de marketing. Posteriormente el boca a boca (el famoso “a mi me fue bien”) hace el resto. Oímos las bondades de estos remedios durante una temporada, y cuando la gente ve que realmente no sirven para nada, quedan en el olvido. Acordaos de las pulseras “power balance” 😉
SÍ podría ser útil:
– Brecol: el brecol tiene un componente llamado sulforafano sobre el que se está estudiando mucho. Tiene propiedades a nivel neurológico, endocrinológico, prevención de cáncer y mejoría del sistema inmunitario. El problema está en la forma de tomarlo.Este componente del brecol se inactiva al aplicar demasiado calor para cocinar. Además alcanza más concentración en los brotes de brécol (que deben ser frescos, no valen congelados).
– Zinc: podría reducir los síntomas de resfriado común, pero con efectos secundarios como náuseas o pérdida de olfato (si, aunque sea “natural”).
– Vitamina D: existen estudios que relacionan niveles bajos de vitamina D (la sintetizamos con la exposición al sol) con predisposición a infecciones (principalmente otitis media aguda y gastroenteritis).
– Probióticos: cada vez más estudios parecen orientar a que podrían ser útiles en determinados pacientes (principalmente los estudios se centran en niños prematuros) y frente a determinados tipos de infecciones (principalmente gastrointestinales), aunque está por ver si estos resultados son generalizables. Parece un campo prometedor.
– Ajo (has leído bien: ajo): existe un ensayo clínico con muy pocos pacientes en el que se refiere un cierto efecto positivo, pero con unos datos muy débiles.
NO funcionan:
– Vitamina C
– Equinacea
– Oscilococinum
– Jalea real.
¿Entonces que tengo que hacer? Alimentación sana y variada, adecuado descanso nocturno y un calendario de inmunizaciones completo y razonable. Esta es la mejor ayuda para un sistema inmunitario fuerte.
Si tenéis dudas de otros suplementos, os recomendamos consultar esta página e introducir el nombre del compuesto (está en inglés, ¡pero para eso tenemos google translate!). Os proporcionará una completísima información de qué compuestos han demostrado evidencia científica y cuáles no.
La rama de la medicina encaminada a detectar y corregir deficiencias de nutrientes en el organismo se denomina “nutracéutica”. Aunque muchas de estas intervenciones no requieran “receta” siempre debe ser un profesional médico el que las indique. Es necesaria una completa valoración del paciente, con estudios analíticos para reforzar el diagnóstico y el tratamiento si fuese necesario. ¡No experimenteis en casa! Siempre hay que apoyarse en profesionales cualificados que os guíen.
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