Amado Clínica Pediátrica

Mocos, nuestros compañeros durante el invierno.

El GRAN problema del invierno de los niños (y de sus padres) (y de su pediatra 😉 )

Un porcentaje muy alto de las consultas que realizamos entre los meses de Octubre y Mayo tienen que ver con “mocos”.

¿Por qué tienen tantos mocos los niños? La principal razón es que entran en contacto con multitud de gérmenes en los primeros años, gérmenes contra los que tienen que desarrollar “inmunidad” (defensas).

La gran mayoría de infecciones en pediatría tienen que ver con procesos respiratorios. Estos procesos se propagan en ambientes donde hay otros niños enfermos en un espacio reducido que fomenta la transmisión de infecciones. Efectivamente, hablamos de las guarderías y los colegios.

Si existiese el remedio universal para los mocos y la tos, creednos, TODOS los pediatras lo precribiríamos y TODOS los niños lo tomarían. Desgraciadamente, no existe.

Lo que si existen son las bronquiolitis, los goteos postnasales, las toses espásticas, las toses perrunas, las toses irritativas, las toses psicógenas, la rinorrea espesa, las bronquitis bacterianas prolongadas, las hiperreacitividades bronquiales, los cuerpos extraños intranasales, la sinusitis, la rinitis, las faringitis…

Y cada una tiene su tratamiento. ¿Cómo sabemos qué hay que hacer en cada caso? A través de una anamnesis (recogida de datos) y exploración física regladas en consulta.

Los mocos, en contra de lo que pueda parecer, suponen un GRAN problema. ¿Por qué?

Pues porque afectan negativamente a la calidad de vida de los niños y de sus familiares. El que no entienda esto es que no ha estado nunca de noche cuidando de un niño con muchos mocos. Deseperante, pobrecillos… Es totalmente comprensible que, en el mundo actual, las familias busquen una solución a este problema.

 

Dentro del tratamiento específico que tiene cada problema que enumeramos previamente (casi todos cursan con “mocos y tos”), hay una serie de recomendaciones generales:
1. Lavados nasales si, pero no indiscriminadamente. Existe una tendencia (fomentada por muchos pediatras) de ver los lavados nasales como la solución a todos los problemas del invierno. Lavarle con suero la nariz a un niño es lo mismo que sonarte tú. Te suenas para estar más cómodo, pero al momento tienes los mismos mocos. Con niños son recomendables antes de comer (necesita la nariz despejada) y antes de dormir (idem).
2. Calefacción baja. Pocas cosas causan más mocos y más tos que una calefacción alta. Reseca mucho las vías respiratorias con lo cual el cuerpo responde produciendo aún más moco.
3. Adecuado nivel de hidratación. Si un niño tiene sed, bebe. En este caso no es necesario forzar la hidratación, simplemente ofrecerle líquidos por si tiene sed.

Si quereis más información acerca de otras leyendas urbanas de los mocos, entrad en la sección “Verdad o mito” 😉 ¡Todo el mundo tiene la solución, pero al final acaban yendo al pediatra!

¡Ánimo con el invierno!

¿Quieres compartir este artículo?