Estos consejos no son sólo aplicables a niños: ¡nos interesan a todos!
1- Bebe un vaso de agua fresca antes de las comidas. Esto contribuye a crear cierta sensación de saciedad, evita el atracón inicial cuando tenemos mucha hambre y estimula el metabolismo.
2- Utiliza platos de postre a la hora de servir las comidas. ¡Parece una tontería, pero no lo es! El hecho de ver el plato lleno de comida contribuye a potenciar nuestra sensación de saciedad.
3- Espera 10-15 minutos hasta poner el segundo plato. Deja que los alimentos se vayan asimilando paulatinamente, es necesario evitar las comidas rápidas en las cuales se absorben gran cantidad de macronutrientes en muy poco tiempo.
4- Las porciones deben ser tan grandes como el puño. Es muy poco realista intentar pesar la comida. En ocasiones comemos fuera, tenemos poco tiempo… Una forma fácil y rápida de saber cuanto tiene que comer el niño es que las porciones de comida sean tan grandes como su puño. ¡Así de fácil!
5- 1/2 plato debe estar lleno de vegetales. No patatas fritas, no pasta. Tiene que haber siempre “verde” en el plato, y debe ser la cantidad suficiente para llenar la mitad del mismo.
6- Fruta de postre. Evita alimentos con un índice calórico muy alto (yogures azucarados, galletas, helados, bollos, dulces comerciales…) son los que más contribuyen a aumentar de peso. ¡Aunque solo los tome una vez al día! Evítalos en la medida de lo posible.
7- Más de una hora de ejercicio al día. Un simple paseo a “hacer recados” o un rato largo en el parque / practicando algún deporte pueden ser suficientes. ¡A salir de casa!
8- Menos de 2 horas de pantallas electrónicas (incluye tv, tablet, móvil…). Cuando estamos delante de pantallas electrónicas nuestro metabolismo se ralentiza mucho, y tendemos también a “picotear”. La exposición a este tipo de pantallas debe reducirse al mínimo posible.
9- Nada de bebidas azucaradas (nada es… NADA). Este es sin duda el punto más importante para controlar el peso. El simple hecho de eliminar por completo el consumo de bebidas azucaradas (coca-cola, fanta, nestea, actimel, zumos con azúcar añadido…) es la medida que marca la diferencia. De nada sirve todo lo anterior si tomamos una lata de fanta todos los días.
10- Intentar no comer fuera. Comiendo fuera con niños solemos tener un menú más restringido que en casa, y tendemos a pedir cosas que sabemos que les van a gustar (con alto índice calórico). ¡Cómo en casa en ningún sitio!
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